Cuando se adquiere un vehículo nuevo, éste incluye por norma general, una garantía de dos a cinco años, aunque, por ejemplo, los coches de la marca KIA tienen una garantía inusual de siete años.
La garantía sobre la compra es un compromiso que otorga el fabricante al cliente y cubre todo tipo de fallos o averías siempre que no estén causadas por el mal uso del coche. Por ejemplo, si el motivo es un vehículo siniestrado, el que cubrirá los gastos de la reparación sería la empresa aseguradora (según la póliza), no el fabricante ni la garantía.
Pero, como es lógico, dicha garantía se acaba agotando, o simplemente, no se ha podido disfrutar nunca de ella porque el coche se ha comprado de segunda mano, por lo que los conductores suelen buscar alternativas, a lo que han respondido diversas empresas de seguros creando las llamadas garantías mecánicas.
La garantía mecánica cubre todos los fallos o averías en piezas defectuosas del vehículo siempre que no estén ocasionados por un mal uso, lo que provocaría su deterioro. Por ejemplo, desgastar el embrague no estaría cubierto por esta póliza, ya que puede evitarse y ha sido provocado por el uso negligente del vehículo por parte del conductor.
Generalmente, la empresa aseguradora no acepta los vehículos que tengan más de diez años, que hayan recorrido un número superior a 150.000 kilómetros, que no tengan la ITV superada, que su peso máximo autorizado sea superior a 3.500 kilogramos, que su cilindrada sea mayor de 3.000 centímetros cúbicos o que su motor sea distinto a uno de explosión (gasolina) o combustión (diésel).
A pesar de que, sobre el papel, parece una opción muy interesante y buena, dado que suelen ser garantías económicas en comparación con las de un seguro a todo riesgo, no gozan de un gran prestigio, ya que existen numerosas quejas de conductores que afirman que no cubren todo lo que prometen, y que en muchas averías las compañías no se responsabilizan, por tanto, los usuarios deben pagar tanto la garantía mecánica (inútil en ese momento) como la avería.
Por tanto, quizás la opción más económica sí sea la combinación de un seguro de responsabilidad civil obligatorio y una garantía mecánica, pero no es la mejor oferta si lo que buscamos es una cobertura total ante averías o fallos, ya que son muchas las ocasiones en las que la empresa de seguros afirma no tener que responsabilizarse de un determinado error en el vehículo.
En ese caso, si queremos estar totalmente seguros de que no deberemos pagar nada por una avería en un taller, será necesario optar por un seguro a todo riesgo, cuya póliza es mucho más costosa pero que, a la larga, nos evitará más de un disgusto en lo que a nuestra economía se refiere.
Actualmente también existen las llamadas pólizas de seguro a todo riesgo integral, que cubren tanto daños producidos durante un siniestro como cualquier tipo de avería mecánica.
Así pues, queda demostrado que el intento de alargar la garantía del vehículo mediante la contratación de una póliza de garantía mecánica del coche, queda frustrado, ya que sus teóricas coberturas sobre el papel se quedan cortas y el cliente se ve obligado a pagar más de lo que habría desembolsado si hubiera elegido un seguro a todo riesgo en lugar de la garantía mecánica, siendo esta última una opción muy poco recomendable a no ser que se tenga suerte tanto con la empresa aseguradora como con el fallo o avería que tenga el automóvil.